domingo, 10 de julio de 2011

Domingo de Bomba Casera

Not Too Much To Carry, pintado en 1895 por William-Adolphe Bouguereau. La chica podría ser perfectamente Rosa María; la niña, Beatriz. Rosa María está siempre cargando con ella, atendiéndola, dándole la comida, jugando, incluso enseñándole lo poco que ella sabe, que he visto cómo le enseñaba un mapamundi para mostrarle dónde queda Perú. Se ha ganado su cariño, la adora.

Vale, lo admito, Rosa María es una buena chica...

Y, no, no me estoy refiriendo a ningún explosivo, con el título de la entrada del día. Ocurre que, hoy, que esperaba fuese un día también tranquilo, con tarde placentera incluida, ha habido una detonación casera mayúscula.

Me he enterado de que Rosa María está embarazada.

Tócate las napias, justo lo que necesitamos en este mundo que se nos desmorona encima. Y justo lo que necesita mi hijo, que es un crío. Y bobo como él solo, la verdad. Joder, será posible, ¡si aún no ha hecho la Selectividad! Pues no le habremos repetido veces su padre y yo que usara siempre protección. Bueno, su padre, no. Javier, que lo fue, para el caso.

Me lo ha contado Rolando. Me ha llevado al dormitorio y yo, como una tonta, tan feliz, pensando que íbamos a pasar la tarde alegre de siempre, pero no. Me ha pedido que me siente en la cama y me lo ha soltado. Así, de golpe, que mejor sajar por lo sano, que se abrevia. Casi me ha dado un paro cardíaco. Claro que, para qué darle vueltas.

Menuda bronca hemos tenido. Es que, encima, me ha indignado que se lo comentaran a él, y no a mí.

- Te tienen miedo - me ha dicho Rolando, cruzado de brazos. ¿A mí?, he pensado, sorprendida. Ni que fuera un ogro. Sí que soy de cólera fácil, como se dice de los magos, pero se me pasa casi de inmediato. Además, siempre he creído que temía yo más a Jon que él a mí. Puf, con la de broncas que me ha echado siempre por mi vida caótica... - No sabían cómo contártelo. Ya imaginaban que te ibas a poner así.

- ¿Así, cómo?

- Exactamente como estás ahora, hecha una furia. No - hice amago de ir a la puerta pero me detuvo, impidiendo que me levantase - Reb, tranquilízate antes de hablar con ellos.

- Pero, ¿qué dices? No hay nada que hablar y no hay un "ellos". Son solo dos críos. O un crío y una lista, mejor dicho. Ella lo ha liado, seguro. Es mucho mayor que él.

- Por favor, no exageres, le lleva cosa de dos años. Rosa María tiene veinte recién cumplidos. Además, carece de la capacidad de liar a nadie, deberías saberlo. Guapa, lo es un rato largo, y trabajadora, pero también es más simple que una ecuación sin incógnitas.

- Me da igual. Te juro que se la voy a lanzar al Edterran.

- Eso, no lo digas ni en broma - Rolando frunció el ceño - Y no seas absurda, tú eras más joven que Jon cuando empezamos a acostarnos. Te recuerdo que ocurrió lo mismo, porque son cosas que pasan. Estoy seguro de que tu padre, que entonces era un cabronazo de cuidado, dijo de mí eso mismo, que había intentado enredarte para forzar un matrimonio y quedarme con su dinero. A veces, te pareces muchísimo a él. Y, créeme, no es un cumplido - me ruboricé, porque era cierto, mi padre dijo exactamente eso. De todos modos, abrí la boca para protestar, pero me cortó - No, basta. Entiendo que no piensas con claridad porque estás enfadada, pero te sugiero que no me hagas enfadar a mí. Estoy de acuerdo en que no es el momento para que nos llegue un nieto, no lo vamos a tener fácil, pero es lo que hay y...

- ¡Un nieto! - qué mal me sentó la palabra. Por Dios, soy joven, tengo más que ganas de farándula todavía, ¿cómo voy a hacer el papel de abuela? - ¡La voy a matar!

- No te metas con Rosa María, no pagues con ella tu frustración. Ha ayudado mucho a todos en este tiempo y se merece un respeto. Jon la quiere, o cree que la quiere, vete a saber. En todo caso, están juntos y me han pedido que te lo cuente. Ahora, no necesitan tus broncas, necesitan que los apoyemos.

- ¿Y tú qué sabrás qué necesita mi hijo? - he dicho, porque me sentía indignada - Es muy fácil ser padre a tu modo, llegar cuando Jon ya es adulto y otros lo han criado, y luego, encima, estar a tu bola y aparecer a ratos, cuando no tienes que salvar el mundo - se me ha escapado. Él ha palidecido. Luego, se ha encogido de hombros.

- Te recordaría que no he sabido que Jon existía hasta hace poco de no ser porque tienes bastante razón. La verdad, no sé qué cojones hago aquí. No debería estar ocupándome de estas cosas, tengo cuestiones bastante más importantes en las que centrarme.

- Rolando... Vamos a dejarlo - me he mirado las manos. Las tenía crispadas - ¿Qué podemos hacer?

- Nada, ya te lo he dicho. Es una situación inconveniente, pero enojarse no soluciona nada. Intentaremos que ese niño tenga un mundo en el que nacer y vivir, que no es poco. Sin más - he ido a abrazarle, pero me ha rehuido, con frialdad - Tengo que salir, iré con Enrique al pueblo B, y luego haremos una ronda. Tú quédate aquí al cargo. El doctor Contreras está con la enferma.

- No te enfades conmigo. Sólo es...

- Déjalo. De verdad, no merece la pena - ha ido hasta la puerta pero se ha vuelto, con la manilla en la mano. Ha tardado un momento en hablar, como si estuviese buscando las palabras adecuadas - Para mí, eras... un recuerdo de otra época. Un grato recuerdo, pero nada más. Por la razón que sea, yo sí seguí con mi vida, y he estado demasiado ocupado para estos temas. Pero, al saber cómo estaban las cosas, que me habías esperado con tal... dedicación y constancia, y que Jon existía, decidí intentarlo. No puedes decir que no lo he intentado con todas mis fuerzas. He puesto de mi parte todo lo que he podido, a pesar de que hubiese debido estar totalmente centrado en esta guerra.

- Lo sé - admití cabizbaja.

- Pero esto no está funcionando, Reb - añadió él, mirándome muy serio. Yo contuve la respiración - Pensé que podría vivir del recuerdo de aquel amor. Al principio estaba tan sorprendido con todo, tan emocionado y tan hambriento de... no sé, estas emociones humanas, que me parecía posible, pero no fue suficiente. ¿No te das cuenta? - agitó la cabeza - Estoy intentando volver a enamorarme de ti y no lo consigo.

Salió, no pude evitarlo. No tenía voz y, total, no hubiera encontrado palabras con las que retenerle. Sé que tiene razón. Y me siento tan culpable...

Jon y Rosa María estaban en su dormitorio. Pensaba limitarme a besar a mi hijo, pero he visto tan triste a Rosa María que no he podido evitar abrazarla también. Se ha echado a llorar. Diantre, si ya sé que no tiene un gramo de malicia en el cuerpo. Es sólo que me ha sentado como un mazazo lo de ser abuela. Y que me preocupa mucho, qué pueda pasar.

He estado un rato con ellos. Luego he hablado con el doctor Contreras. Está embarazada de ocho semanas y la cosa va bien.

Es la leche, lo sabían todos, menos yo...

Pensándolo bien, admito que hasta me hace un poco de ilusión. Horror, lo de ser abuela, no, pero... no sé, hasta puede ser bueno que nazca un niño en la casa. Los niños siempre son una alegría. Cuando he conseguido salir del desconcierto y el enfado, he notado que todos están como más contentos. Y, a mí, hasta me hace un poco de ilusión.

Tengo que cambiar. Tengo que recuperar el amor de Rolando.

Mundo este...

6 comentarios:

  1. Señorita Rebeca.
    No sé si lo intuye pero en unos días va usted a enfrentar un grave peligro. Su victoria, si se produce, será no menos importante que otras que han venido y espero que también vengan.
    Usted se va a enfrentar a un enemigo poderoso que es muy útil al Rey que ha de venir, porque es su emisario. He visto en un sueño, com cuento en mi blog, que debe organizar la defensa de una de las centrales, ese al que esperan los Edterran.
    ¡Detengan su llegada o no podremos cumplir todos nuestros objetivos!
    Confíe en usted mucho más que en el poder que ha descubierto recientemente, y confíe en su arma... pero no gaste todas las balas, si eso le es posible.
    Señorita Rebeca, no puedo sincerarme del todo con usted más que en decirle que no le puedo contar todo lo que veo, porque a qué contarlo si no servirá de nada.
    Pero sea usted fuerte.
    Necesitamos su fuerza de de mujer, su rabia y su amor por todo lo que aún no hemos perdido.
    ¡Aguante, por Dios!

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  2. He leído tu blog. Miedo me da... No sé qué decir y creo que no quiero saber qué más has visto. Sólo espero que Rolando siga por aquí y solucione lo que sea, porque me da que yo no voy a estar a la altura de las circunstancias. Por Dios, sudores me entran sólo de pensarlo...

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  3. Querida Rebeca, tengo que felicitarte, los niños siempre son un regalo y en los malos momentos son la única alegría. Serás abuela pero puedes pedir a tu niño que te llame Reb o algo así y será lo mismo, pero no igual.

    Dentro de todo lo que estamos pasando, esta es la mejor noticia.

    Un abrazo.

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  4. Hola, Rebeca: he leído tus tres últimas entradas, pa'que veas. He tardado 23 minutitos. Y en la del viernes, que dices que se lee en 5 minutos, he tardado 14. Debo ser un poco lenta. Besitos.

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  5. Errr... gracias Blanca. Sé que tienes razón, pero aún sigo atónita. Ya veremos. Pero, por favor, no repitas la palabra prohibida. Apuff...

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  6. Hola, Pilar. Igual sí, o igual yo calculé mal el tiempo de entretenimiento que ofrecían mis entradas y era más del que creía. ¡Qué bien para los lectores, entonces!

    Que escribir, ya te digo yo, que ni 23 minutos ni el doble, jaja

    Gracias por estar ahí, cielo. Cuídate.

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