sábado, 6 de agosto de 2011

Viernes y Sábado Hacia el Sur

Napoleón cerca de Borodino, pintado en 1897 por Vasiliy Vasilyevich Vereshagin.

Hemos llegado por fin a Jerez y estamos montando un campamento considerable. Rolando, Grecia y Armando Casas se han reunido con Hidalgocinis y otros en un promontorio cercano, aprovechando los últimos minutos de luz, mientras les levantaban la tienda que van a usar para las reuniones. De ahí el gráfico, con los líderes, como dice mi amiga Blanca. A mí no me han invitado, no debo ser líder de nada. Que les den. Tampoco quería ir.

Rolando me ha dicho que el prisionero, el hombre que encontré saboteando el agua, se ha suicidado con una píldora de cianuro. Maldita sea, pensaba que esas cosas sólo pasaban en las películas. A ver cómo conseguimos ahora saber quién lo mandó, cuál era el plan completo, o dónde encontrar a los suyos... En fin.

Por lo demás, no tengo mucho que decir, ando de un humor extraño. Estoy cansada por el largo viaje, algo que siempre me pone de pésimo humor y, además, cuando llevábamos un par de horas aquí, ha aparecido un helicóptero en el que venían Sol, Radar y Jon. Me he llevado un enorme disgusto, no sólo por ver a mi hijo en este lugar, en plena primera línea de combate (eso se rumorea, aunque Rolando está más parco que nunca en palabras) sino porque ni siquiera ha querido mirarme.

Me he escondido en el Hummer y he podido llorar a gusto. Joder, qué difícil es esto. Prefiero mil veces pasar por una experiencia como fue mi enfrentamiento con el Edterran a tener que volver a ver esa distancia en la expresión de Jon.

Rolando me ha encontrado. Me ha dicho que sea paciente, que el chico reaccionará, que tengo que entenderlo... Bueno, claro. Para eso estamos las madres.

Luego, me he centrado en el trabajo, para no pensar. Ayudo un poco en el reparto de las comidas, a recoger y tal. No hago mucho caso ni lo hago demasiado bien, no me apetece, preferiría ser líder chuli y estar en la colina limándome las uñas y diciendo cosas como "De mañana no pasa que tomemos el castillo" y tal. Blanca me suele dar charla, pero hoy no era capaz de centrarme en ninguna conversación, ni siquiera en el tema de los saboteadores, a ver si lo estudiamos más en serio mañana y decidimos algo.

Rolando me había comentado lo de que Blanca puede controlar los Nagishi, que es el nombre de esos pájaros que vimos el jueves. En realidad, son una de las especies de demonios. Las hembras son como lamias o harpías o así, los machos más como pájaros prehistóricos, que adquieren un color cada vez más rojo para ponerse seductores con las hembras. Como en el ser humano, vaya: nosotras más al día y los hombres reteniendo el gen del cromañón. Mundo este.

Lo más interesante del asunto es que, por lo que parece, Blanca tiene un par de esferas de Monoi que le otorgan ciertas capacidades mágicas. Haría un chiste fácil con lo del buen par de bolas que tiene, pero ejem, mejor no. O supongo que ya lo hice.

Después, se nos unió Enrique, y Pablo, el ex-marido de Blanca, que no me cae bien por lo que hizo pero al menos ahí se mantiene ahora, no sé. Y Sol y Radar, y se fue formando un grupo bastante grande, mientras cenábamos. La gente estaba impresionada por la situación, pero también había cierta moral en el ambiente, algo en lo que Radar tuvo mucho que ver, porque irradiaba seguridad. Aprecio mucho a Radar, pero hubiese preferido que hoy no hiciera una de sus arengas. El buen humor general que provocó (sin pasarse, claro, pero digamos que eliminó parcialmente el miedo) derivó en una multitud de conversaciones que me martilleaban la cabeza. Me volví al coche, pero hasta allí se oía el murmullo como un runrún molesto.

Por suerte, voy dominando el Nuiz del Silencio que tenía el saboteador. No sé si sirve para mucho más, pero ahora mismo, mientras escribo esto, alivia mi dolor de cabeza, y anoche me permitió moverme entre la gente dormida, cuando improvisamos campamento junto a la carretera. Me di una vuelta de vigilancia por los vehículos de intendencia, por si pillaba algún otro saboteador, no sé qué esperaba, una especie de Neptuno con un gran tridente rojo, o algo así. Nadie me oyó, pero es un rollo, ya que yo tampoco oigo nada, si lo hago a mi alrededor.

He probado a enfocarlo en otros puntos. Creo que podría funcionar de forma aceptable, pero aún no he logrado nada que dure más allá de un par de segundos, y dudo que tenga tiempo suficiente para aprovecharlo realmente.

Al menos, hemos llegado a Jerez. Ahora, la cosa creo que va a ser sencilla. O vencemos, o no quedará de nosotros ni la decepción por no haber ganado.

2 comentarios:

  1. receba minha linda estou adorando vir sempre aqui.


    gostei, como sempre é muito bom estar aqui lendo-te.

    beijinhos e uma bela noite pra ti...

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  2. Mesmo aqui, Nina, você é muito gentil. É bom escrever para pessoas como você. Está sempre bem-vindos. Abraços.

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