martes, 3 de mayo de 2011

Martes de Ojos Incrédulos

En serio, me debo estar volviendo loca. Pero loca, loca.

Es verdad que, a lo largo de los últimos casi dieciocho años, has estado presente en mis pensamientos. Incluso en la época en la que me dieron toda esa medicación que me dejaba totalmente aturdida. ¿Cómo no tenerte de continuo en mente? Un día me dijiste "Hasta pronto" y te despediste con un beso. Sólo ibas a estar fuera una semana, pero prometiste llamarme cada día.

Recuerdo que, mientras veía cómo te alejabas (ese ha sido un sueño recurrente estos años: te veo, con tu chamarra negra de cuero, tus vaqueros viejos, tus botas camperas, y te llamo a gritos, pero no me escuchas), yo me preguntaba cómo decirte lo que había pasado, que Jon estaba ya en camino...

No podía demorarlo más: a tu vuelta, tendría que decírtelo. Había decisiones que debían ser tomadas, nuestra vida iba a cambiar...

Y no volví a saber de ti.

Nunca has dejado mi mente, pero en estos últimos días, todo parece llevarme de nuevo a ti. Abrí este blog y apareció Hidalgocinis, con sus... extraños delirios y sus sorprendentes aciertos. Enrique Ugalde me ofrece una aventura pagada con la posibilidad de localizarte. La sospecha de que no sólo mi padre, sino también Javier, tengan alguna responsabilidad en tu desaparición, me abruma. Anoche, tras una bronca monumental, dormí en el dormitorio de invitados. No quiero que me toque. No quiero ninguna intimidad con él. Me siento doblemente traicionada porque, durante todos estos años, le tuve por mi salvador.

Y, de pronto...

Esta tarde entré en la habitación de Jon para llevarle la ropa recién planchada. Él miraba vídeos, en Youtube. No hablamos; sé que escuchó la discusión que tuvimos Javier y yo, y ambos estamos en la fase de pensar bien cómo enfocar el asunto. Sé que lo va a defender. Le quiere, para él es su padre. Pero...

Estaba colgando camisetas en el armario cuando he oído tu voz. El corazón me ha dado un vuelco.

Jon estaba contemplando un vídeo muy raro, en el que se veía un hombre parcialmente fuera de cuadro, hablando en susurros. Parpadeé, incrédula, con la sensación de que todo daba vueltas a mi alrededor, que todo se colapsaba. Eras tú. Era tu voz. O no...

Sí, creo que sí. Han pasado muchos años, muchas cosas. No se ve bien. No se escucha bien. Pero juraría que eres tú. Me lo dice el corazón.



Como para no gritar, como el individuo de la imagen que he escogido para esta entrada. Como para no llevarse las manos a la cabeza y desgañitarse hasta quedarse ronco.

Le pregunté a Jon de dónde había sacado eso. Al parecer, se encontraba, así, metido de pronto, entre unos apuntes que les había dado el profesor que se suicidó el mes pasado, el causante de que Jon saliera de clase antes de la hora habitual y me descubriera en el coche de Enrique Ugalde. En su momento, el enlace no correspondía a ninguna página existente, el propio Jon lo había comprobado, por pura curiosidad, pero un compañero de clase no se había enterado de nada hasta esta mañana, lo ha puesto en el buscador y, de pronto, ahí estaba: AzulRolando, hablando al mundo.

- ¿A que se parece a Javier? - me ha preguntado Jon, entre divertido e intrigado. "A ti. Se parece a ti", he pensado yo, pero no he dicho nada.

Eres tú. Tienes que ser tú.

4 comentarios:

  1. ¿Dónde está? ¿De qué habla? ¿Es esa central térmica que atacó alguien hace unas semanas? ¿Qué significa todo esto?

    Pero qué estoy diciendo... no puedes saberlo, no le conocías. ¿Cómo puedes estar seguro de que es él? Estás aprovechando la ocasión, eso es todo...

    ¡Te juro que como te estés quedando conmigo voy a México a estrangularte con mis propias manos!

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  2. La entiendo, señorita.
    Haga algo. Enlace su blog al video de youtube.
    Quizá el entienda...

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  3. Ya quisiera, pero intento poner un comentario y me da error. No sé si es eso a lo que te refieres, con lo de enlazar el blog al vídeo de youtube. ¿O es algún otro sistema?.

    Qué desesperación, llevo horas intentándolo y nada...

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